miércoles, 14 de enero de 2015

Una más de Gema

Nació Gema: Gerardo afirma a Cubadebate que nunca imaginó una felicidad así

Fue Adriana quien respondió el teléfono. Su voz, medio ronca, medio cortada, a pesar del notable entusiasmo, no me parecía posible. Miré el reloj y marcaba exactamente las doce del día, del mismo día 6 que la tradición nombró de Reyes y al que ella despertó muy temprano, lista para la cesárea que a las 8 y 30 de la mañana trajo al mundo a su hija Gema, de 7,7 libras. Pero era ella, serena, suave y firme, declarándose “bien, bien”, a pesar de las pocas horas transcurridas desde la cirugía. No hay la mínima tensión. La alegría se puede tocar a través del teléfono. 
Ella ríe cuando habla él. Siempre fue así, pero ahora parece tan natural como inevitable. La felicidad humana no tiene mejor modo de expresarse. Gerardo es un cascabel. Y se declara “contentísimo, super emcionado…nunca imaginé una felicidad así”. No hace falta estar en la habitación para saber que mira a Adriana y a Gema con la misma ternura que le ganó la admiración de toda Cuba, cuando tomó con sus dos manos el hermoso rostro de su muchacha, en el regreso a la Patria. Ahora, conmovido, comenta que “ella está un poco adolorida y hoy no tendremos visita para que descanse. Pero ya verán las imágenes.”
Él estuvo todo el tiempo y sí, tomó las primeras fotos de su hija. Mientras nos llegan, es lo que puedo contarles.

Nació Gema

A las 8 y 30 del Día de Reyes de 2015, Año 57 de la Revolución, nació en La Habana Gema Hernández Pérez, hija de Gerardo Hernández Nordelo y Adriana Pérez O Connor, la mujer que esperó más que Penélope por el héroe de la Patria y de su vida.
Alicia Jrapko y Bill Hackwell, los fieles amigos residente en Estados Unidos, que durante los duros años de separación, se convirtieron en una suerte de padres para el matrimonio, nos confirmaron vía telefónica que Gema nació por cesárea y pesó 7,7 libras que según Gerardo es muy hermosa y que él personalmente tomó las primeras imágenes que pondrá a circular en cuanto ambos progenitores estén en condiciones de hacer extensivo al mundo la extraordinaria felicidad que los envuelve como el mayor premio a todos los sufrimientos y la espera de 16 años de injusta separación.

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